Prestame tu dedo.
Esta noche lo necesito, pero... nada más que tu dedo.
Necesito llevarlo a mi boca y que dibuje mis labios.
Que recorra el contorno de mis dientes y que mi lengua juegue con él.
Prestame tu dedo y dejame lamerlo con avidez hasta que la humedad deje que resbale con lascivia por mi cuello y llegue a mis senos.
Allí jugarás con mis pezones que esperan erectos tus caricias, tus pellizcos, hasta que necesite más humedad y vuelva a meterlo en mi boca.
Ya está listo y seguirá marcando con un húmedo camino mi vientre, mientras mi piel se erizará entre gemidos de placer.
Prestame tu dedo que ya no necesitará más mi boca, pues llegará al manantial de miel que te espera con ansia y resbalará en otros húmedos labios que te acogerán con hambre de ti.
Y mi cuerpo se arqueará como arpa vibrante con cada pequeño toque de él, hasta lograr que la música más dulce salga de mi cuerpo, hasta lograr que cante contigo al compás de tus movimientos.
Ahora tu dedo ya no es mío. Ahora serás tú el que busque mi recodo más profundo y juegue dentro de mi sexo logrando que ríos de placer caigan entre mis piernas y mojen entera tu mano... y yo... yo sólo te pedí que me prestaras tu dedo...